Distancia: unos 6 Km. (ida).
Cota mínima: Montenvers 1.910 m.
Cota máxima: Plan d´ Aiguille 2.310 m.
Desnivel: 400 m.de bajada y 200 de subida.
Dificultad técnica: Excursión sencilla y muy transitada.
Dificultad técnica: Excursión sencilla y muy transitada.
Material usado: Bastones. Pero tampoco son indispensables.
En el verano de 2009 estuvimos por los Alpes del Valais, en Suiza, y uno de los días nos acercamos hasta Chamonix para subir hasta el lago blanco y hacer parte del llamado Balcón Sur. La panorámica del Macizo del Mont Blanc desde allí es maravillosa por cierto. Dos años después nos apetecía hacer el Balcón Norte que discurre por el lado opuesto del valle, justo por debajo de las Agujas de Chamonix, entre el Plan de l’Aiguille y Montenvers.
Como el día anterior ya estuvimos haciendo la ruta del refugio Alberto I y para mañana teníamos pensada otra, que iba a ser el plato fuerte de las vacaciones, decidimos usar remonte mecánico para subir y tren para bajar, con lo cual la ruta se queda en una caminata prácticamente llana y sin dificultad, lo que ayuda a disfrutar más aún si cabe de las vistas del entorno. Así se las ponían a Fernando VII, jajaja, como el famoso dicho….
La ruta empieza en el Plan de Aiguille (2310m) estación intermedia del teleférico que sube hasta el Aiguille du Midi (3795m). Aquí existe un ascensor que te sube hasta el mismo pico a 3842 m. La verdad es que parece mentira que se haya podido construir algo así en este sitio tan escarpado. Eso sí, la panorámica desde aquí hacia todos lados es la leche, empezando por la propia arista del Aiguille du Midi que quita la respiración, el Dent du Geant y su glaciar, el Valle Blanche, la arista de los Cosmiques, el Mont Blanc y su hermano pequeño Du Tacul, El Mont Maudit, El glaciar des Bossons en su caída vertiginosa hacia Chamonix, El Dome y la Aiguille du Gouter, en fin, podría seguir enumerando y no acabaría nunca. Ahí van unas cuantas fotillos de las muchas que sacamos y es que estuvimos casi dos horas allí arriba. Se me olvidaba, se ve hasta el Cervino y el Monte Rosa.
Aquí puede verse a unos pardos buscando el tesoro de barbaroja en el interior de una crevasse.
Aquí el campamento base a los pies del refugio de les Cosmiques.
Cuando estábamos al borde de la arista de les Cosmiques había unos montañeros franceses que estaban llegando de hacerla.
También hay gente que deja flipaos a los turistas haciendo escalada alli mismo.
Bueno, casi que tuvimos que hacer acto de fe para irnos de allí, eso si, nos fuimos más contentos que unas pascuas, jajaja. También se puede seguir “domingueando” y coger otro teleférico que atraviesa todo el Valle Blanche hasta Punta Helbronner en la frontera con Italia y disfrutar de las vistas sobre el Glaciar de Geant. Pero eso mejor preferimos hacerlo andando, pero ya otro año, jajaja.
De vuelta en la estación intermedia del Plan de l’Aiguille (2310m) tenemos que bajar un poco hasta el Chalet du Plan de l’Aiguille (2200m) que es donde conectamos con el camino del Grand Balcon Nord, pero antes una mirada hacia dónde veníamos.
Llegando al citado chalet después de poco menos de media hora giramos a la derecha, hacia el Norte, enfilando hacia la Aiguille Verte y Les Drus. Hasta Montenvers son unas dos horas.
Al ser una ruta sencilla está muy transitada, así que nos "jinchamos" a decir hola, bonjour, hello y de tó. Ya cansaba un poco jolín.
Abajo en todo momento Chamonix y en frente la zona del Brevent y las Aiguilles Rouges.
Una miradita atrás hacia los “Gouteres”.
El camino va siempre a los pies de las Agujas de Chamonix, que tienen nombres de lo más exótico (Aguja del Cocodrilo, del Caimán) y alguna uno más patriótico como l’Aiguille de la Republique. Yo soy incapaz de diferenciarlas, jajaja.
Se llega a un cruce a 2070 metros de altitud más o menos. A la izquierda bajaríamos directamente hasta la estación de tren de Montenvers y por la derecha llegaríamos al mismo sitio pero dando un rodeo que sube hasta la denominada “Signal Forbes” a 2200m desde donde hay una vista especialmente bonita de la Mer de Glace.
Y de repente, como por arte de magia, aparece este coloso.
Casi nos caemos de espaldas. La imagen de Les Drus desde aquí es de lo más bonito que se puede ver en los Alpes.
La cámara echaba chispas.
Pero todavía nos quedaba por ver La Mer de Glace, con Les Jorases al fondo.
Como datos curiosos decir que el glaciar tiene 200 metros de profundidad, 7 kilómetros de largo y que avanza de media un centímetro a la hora. Según parece su nombre procede de las características franjas transversales u "olas" que se forman en su bajada. La verdad es que se nota que ha menguado bastante en los últimos tiempos, hace 150 años debía de tener el doble de profundidad y llegaba hasta donde acaba la zona erosionada. De hecho a principios del siglo XVIII en Chamonix hacían procesiones para pedir que el glaciar no siguiera avanzando.
Después de comernos el bocata, que ya hacía hambre, bajamos hacia la zona de Montenvers, donde hay un hotel, estación de tren, museo de cristales, tienda de regalos, visita a gruta helada y BAR, del cual hicimos uso ya al final, pero antes nos acercamos a ver las famosas escaleras que te bajan hasta el pie del glaciar y que es punto de partida de numerosas travesías glaciares. Una de ellas une los refugios de Couverecle, Leschaux, Renquin y d’Envers en varias etapas y que debe ser la hostia en verso.
Nosotros no bajamos, por que bajar pa na es tontería. Además coincidía que justo ese día había una romería por la zona, así que nada, tira pal bar.
Y vuelta a Chamonix en el trenecito.
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