DISTANCIA: 20km.
COTA MINIMA: 1160m.
COTA MAXIMA: 2366m.
DESNIVEL ACUMULADO SUBIDA: 1200 m.
DIFICULTAD: Media-Alta, sobre todo por la
distancia a recorrer y el desnivel.
MATERIAL: Unas buenas botas y bastones que
hay mucha piedra.
Después de haber estado el Viernes en la
Laguna del Barco y de haber descansado el Sábado por las calles de
Plasencia, el Domingo nos decidimos a
hacer una visita a su vecina, la Laguna de la Nava, que se encuentra enclavada
en un precioso circo glaciar a casi 2000 metros de altitud a los pies del Alto
del Corral del Diablo (2366m).
Para ello nos dirigimos hasta el pueblo de
Nava del Barco y tomamos la carretera que desde allí sale hasta Umbrías, para
dejar el coche en un aparcamiento situado a mano izquierda a menos de un
kilómetro. Hay un panel indicativo de la ruta y el camino está balizado como
PR-AV-39.
No era la primera vez que estaba por allí. Hace
casi veinte años hice en Semana Santa con un amigo la clásica travesía Nava del
Barco-Laguna de la Nava-Laguna de los Caballeros-Laguna del Barco y Nava del
Barco, haciendo alguna cima por el camino, pero de eso hacía ya mucho tiempo y
casi no me acordaba de nada. Además, en aquella ocasión, tuvimos que soportar
un tiempo horroroso, así que tenía ganas de disfrutar de la zona pasando menos
penalidades.
Al rato sale a la izquierda una pista
descendente que desechamos. La buena es siempre la que sube jajaja.
Algún claro del bosque de robles nos deja ver
ya las cumbres de la zona, aunque todavía quedan un poco lejos.
Poco después alcanzamos el puente de la
Yunta, donde se unen el camino que baja de la Garganta de Galín Gómez (derecha)
y el de Nava a mano izquierda, que es el que cogimos.
La pista se empina ahora un poco más y después
de una revuelta toma otra vez dirección norte. Todavía aguanta el verde por
esta zona.
Después de cruzar una cancela la zona se
despeja y dominan los prados.
Que cuando nosotros pasamos estaban
totalmente encharcados, me imagino que para regar la zona desde una acequia
cercana. De todas formas el camino se sigue bastante bien pues abundan los
hitos.
Además ya empezamos a ver el Circo del Corral
del Diablo.
A mano derecha dejamos el Refugio de
Navacasera.
Que tiene unas impresionantes vistas de la
garganta. Quien fuera pastorcillo jajaja.
Después se pasa al lado de otro chozo de
similares características con una fuente cercana. No entramos en ninguno, no
conseguimos abrir la puerta.
La garganta se estrecha cada vez más.
Hasta que llegamos a un punto en el que hay
que cambiar de vertiente a la altura de una baliza y de unos hitos.
Una vez al otro lado, nos dirigimos hacia una
gran roca con una virgen dentro de un hueco excavado en ella.
Las nubes pasan rápido por el llano, pero por
suerte no llegan hasta las cumbres, de momento.
A esta altura la garganta es preciosa con
muchas cascadas y pozas.
Desde luego no nos podemos quejar del camino,
que conserva el empedrado de la época en que se construyó la pared de
recrecimiento de la laguna.
Por aquí el dominio de la roca es absoluto.
Y el rey aquí es la Cabra Montés.
Y el piorno.
Dejamos en todo momento la garganta a nuestra
derecha.
Llegamos a un punto en que parece que la laguna debe estar ya cerca
porque da la sensación de que el circo se acaba, pero no, es una llano
denominado Fuente Micaela, donde abundan los prados y los piornos. Una zona muy
bonita la verdad.
Sobre la misma presa estuvimos acampados hace
ya bastantes años, en aquella ocasión era Semana Santa y estaba todo lleno de
nieve y la laguna helada. Hacía un frío del carajo y recuerdo que por la noche
se levantó un vendaval que nos destrozó la tienda y que nos obligó a salir
varias veces a reforzar los vientos. Total que no pegamos ojo. Era otra época y
salíamos a la aventura y casi sin equipación, ni getres, ni crampones, ni
piolet, la ropa técnica era un chándal (de Tactel) y un chubasquero, con eso lo digo todo.
Pero bueno, todo eso curte, no?
Un par de fotos del pasado (hace 20 años...)
La zona estaba tal y como la recordaba,
únicamente noté el deterioro del refugio, al que se le había caído el techo.
Subimos un poco hacia la izquierda por encima
del refugio, para ver la laguna y el circo un poco desde arriba y descansar un
poco por allí. Eran la una pasadas y ya teníamos un poco de hambre.
El Alto del Corral del Diablo (2366m) parecía
tan cerca que nos animamos a subir.
Hay que seguir el arroyo que baja por el lado
izquierdo de la laguna por una zona herbosa con los piornos en todo su
esplendor.
Por esta zona nos encontramos con un rebaño
de machos de cabra montés, que son los indiscutibles amos de la zona.
El arroyo sigue remontando el vallecillo
hasta llegar a la divisoria de aguas con la Garganta de los Caballeros, pero
nosotros nos aventuramos en el piornal para buscar la cresta que te lleva hasta
la cima de los picos. Tuvimos suerte y no nos empiornamos demasiado, la cresta
estaba cerca y los piornos no son muy altos por aquí.
Una vez en la cresta la visión de la laguna
desde las alturas es espectacular.
Hacia el este El Cancho domina la zona. Nos
encanta esta cumbre con su modelado glaciar bien visible, que dejó al
descubierto todo el rocaje vivo, vamos que es un canchal de la hostia, de ahí su nombre...
Y hacia el Sur los Riscos Morenos, a cuyo pie
está la Laguna de los Caballeros, que no vimos en esta ocasión.
Hacia el Oeste no se veía un pimiento, hacía
un aire del copón y no paraban de colarse nubes desde allí. Así que nos
quedamos con las ganas de ver las cumbres del Circo de la Laguna del Barco. La
otra vez que subí hasta aquí me pasó lo mismo…..
No pudimos quedarnos mucho rato por el
viento. Así que nos bajamos hacia la laguna para comer por allí. Aprovechamos
para seguir sacando fotos, que es lo nuestro jejeje.
A la vuelta nos estaban esperando el rebaño
de machos cabríos y aprovechamos para sacarles unas fotos de cerca, que ya nos
conocíamos y había confianza. Posaron como si fuera para el National Geographic
vamos.
Después la siestecilla de rigor, que no podía
faltar. Se estaba tan agustillo por allí y tan tranquilos que no nos pudimos
resistir, jejeje.
Nos levantamos un poco acaloradillos y como
teníamos la piscina cerca, pues a remojarse se ha dicho.
Aunque no hubo huevos de mojarse más arriba
de las rodillas, eso si los pies se nos quedaron como si no hubiéramos andado nada, como nuevos.
Muy a nuestro pesar tuvimos que irnos para
abajo. El camino de vuelta por el mismo sitio hasta el aparcamiento donde
habíamos dejado el coche. Tardamos unas tres horas y media en bajar.
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